Cuando mi esposo me propuso que quería verme tener sexo con otro hombre, fui añadiendo ingredientes que, a mi juicio, son la única forma viable de disfrutar una relación de este tipo.
Jamás iba a aceptar acostarme con otro hombre simplemente para complacer a mi marido. Así que definí un tipo de relación en la que todos ganamos. Una relación donde mi amante tenga todas las garantías, donde podamos enamorarnos y vivir un idilio, en presencia del cornudo. Donde mi esposo entienda que su tiempo ya pasó, que se haga a un lado para darle paso a lo nuevo.
Lo anterior, implica un esfuerzo importante del cornudo. Tendrá que acudir a sus mejores herramientas para acostumbrarse a su nueva realidad.
Como no hay fecha de caducidad en una relación de pareja, mi marido correrá el riesgo de pasar el resto de su vida siendo testigo del amor incondicional que puedo profesarle a mi amante. Tendrá que vivir la relación de pareja a través de nosotros.
Le he advertido muchas veces que tenga cuidado con lo que desea, porque se puede hacer realidad. Una vez alguien se instala en nuestra casa y en mi corazón, no hay vuelta atrás. Por el contrario, cada minuto que pase jugará en contra para el cornudo.
Daniel ha aceptado esas condiciones y con ellas acepta pasar a un segundo plano para que mi amante y yo podamos ser felices. Entiendo que eso también lo hace feliz a él. Entonces todo está claro. Supongo que con el paso de los días se acostumbrará y adoptará rutinas para cumplir con sus obligaciones, para gestionar sus emociones y cumplir cabalmente con su parte del trato.
Escribo este texto, en la tranquilidad de un viaje donde mi marido ha demostrado que realmente puede con este reto, en estos últimos días he despejado cualquier duda que tuviera respecto a su decisión de ser un esposo cornudo. Pero también con un sentimiento de satisfacción por nuestro acuerdo de pareja, por lo que hemos construido y por lo que falta por construir.
Estoy muy tranquila, me siento plena por la configuración de la relación no monógama que hemos propuesto y que va en contra de todo lo moralmente aceptado.
Ahora, quisiera leer sus opiniones.
Andrea

Hola Andrea, ¿Que paso con Johan? Parecía que era el indicado
Nunca dijimos que teníamos algo estable. Tuvimos un encuentro, lo pasamos bien, somos amigos.
Andrea, gracias por abrir tu experiencia de una forma tan clara y sincera.
Me parece muy valioso lo que contás sobre poner tu deseo en el centro y no aceptar esta práctica solo para complacer a Daniel. Desde lo que aprendí en sexología, esa es una clave fundamental para que las relaciones no monógamas sean sanas: que haya deseo propio, acuerdos claros y un camino compartido en lugar de sacrificios unilaterales.
También me llamó la atención cómo describís el proceso de Daniel, aceptando su lugar y encontrando en eso una forma de satisfacción. Es cierto que lo más difícil en este tipo de dinámicas no es lo sexual, sino todo lo emocional que se mueve alrededor. Y que se pueda hablar de eso sin miedo me parece un logro enorme para la pareja.
Me quedo con una pregunta abierta para vos, para Daniel y para quienes leen este espacio:
👉 ¿Qué creen que ayuda más, en el día a día, a que estos acuerdos se mantengan como una fuente de crecimiento y no se conviertan en resentimiento?
Definitivamente la comunicación, permanente, sin miedos y con la confianza de no recibir reproches.